A la hora de elegir un libro soy increíblemente cauta. Lo pienso dos, tres, mil veces antes de darle el sí a un libro. Excepto si recibo una recomendación de alguien con gustos muy similares a los míos. Como mi padre, por ejemplo. Él vio la película No country for old men, de los hermanos Coen, la cual está basada en la novela de Cormac McCarthy. Cuando me llevó a la Feria Internacional del Libro de Santiago me dijo este libro es brutal, te va a gustar, y me describió una escena mientras caminábamos entre los stands.
Después de pensarlo y dar un par de vueltas, lo tomé y lo compré. Aparte de lo que mi papá me dijo, no tenía idea de qué se trataba, y la película la conocía por un chiste que vi en Cracked una vez. Por lo que cargué con las bolsas de libros hasta mi casa ansiosa por revisarlos, y una vez me puse cómoda e hice un espacio para sentarme en el desastre de mi pieza, comencé a pasar las páginas de mis nuevas adquisiciones literarias. Cuando llegó el turno de No es país para viejos, que venía sellado, me encontré con un marcador a juego escondido en su interior.
Cuando recibía las habituales llamadas de mi padre, él me preguntaba si ya había leído el libro. Pasó un tiempo antes de que pudiera decirle que sí, que al fin estaba leyéndolo. Y cuando nos volvimos a encontrar, yo estaba con el libro en mi mochila, y le mostré la página exacta donde estaba la escena que él me había contado meses antes.
Sinopsis
El cazador y veterano de Vietnam Llewelyn Moss descrubre por casualidad la sangrienta escena de una carnicería entre narcos en algún lugar de la frontera entre Texas y México. Entre los cuerpos y los paquetes de heroína, descubre también algo más de dos millones de dólares. A partir de este momento comienza la violenta carrera de Moss por escapar de los que quieren darle caza: Wells, ex agente de las Fuerzas Especiales contratado por un poderoso cartel; Anton Chigurh, una implacable máquina de matar, para quien recuperar el dinero de sus jefes es apenas la excusa para descargar una y otra vez su arma y poner en práctica su máxima: no dejar nunca testigos; y un sheriff veterano de la segunda guerra mundial que añora los buenos tiempos y esconde un doloroso secreto que lo mantiene vivo.
Opinión Personal
Me gustó que es increíblemente brutal. Es una crítica cruda,
una reflexión, una historia descarnada que refleja los horrores de la sociedad
actual sin rodeos. El estilo de narración es bastante particular, sencillo, sin
largas e innecesarias descripciones de todo. Va directo al hueso. Tiene a
confundir, eso sí.
Los personajes son muy reales. Es una de esas novelas bien especiales en que hasta el asesino psicópata que trata de sacar del camino al personaje que más cariño le tienes te mantiene con el corazón en un hilo cuando le disparan.
Aquí cualquiera puede morir, y ningún personaje tiene la vida comprada. Eso me gustó, aunque por supuesto me dejó con una sensación de injusticia para cuando llegué al final del libro. Pero una vez más, el realismo es impresionante, y la vida nunca ha sido justa. Lo que no quita que haya pasado la mayoría de la lectura albergando una leve esperanza de que las cosas acabaran algo mejor, pero ahora puedo decir de primera mano que cuando uno se encuentra en la primera página con la memoria de una ejecución, las probabilidades de un final relajado son ínfimas.
Comienza como una loca huida de gente peligrosa principalmente gracias a las drogas y al dinero involucrado. A medida que avanza la lectura, para mí se iba transformando en un análisis del mundo en que vivimos, en una añoranza de los tiempos pasados, pese a ser apenas un poco mejores que los actuales, del comienzo de la vejez y lo que ello implica. Cómo todo va degenerándose a pasos agigantados, cómo hay leyes por encima de nosotros y cosas que no pueden evitarse. No quiero decir con esto que no haya acción después, porque por supuesto que la hay. En cada momento. Avanza rápido, pero en mi humilde opinión es una lectura densa, y yo prefiero tomarme mi tiempo con libros de este tipo.
Lo he disfrutado muchísimo, y ha sido todo cuanto esperaba y aún más. Ahora es de madrugada. Pero tal vez al mediodía, antes de ponerme a improvisar un almuerzo decente, llame por teléfono a mi padre y le cuente que he terminado la novela, y quedemos de acuerdo para ver la película, o algo por el estilo.
Sobre el autor
Comarc McCarthy es un novelista y dramaturgo norteamericano nacido el 20 de julio de 1933 en Providence, Rhode Island. Entre sus obras más destacadas se encuentran Meridiano de Sangre (1985); la Trilogía de la Frontera (1992-1998); No es país para viejos (2005), que fue adaptada al cine en 2007 por los hermanos Coen; y La Carretera (2006), por la cual fue galardonado con el premio Pulitzer en 2007.
11 de enero de 2013
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