La pregunta del millón, sin duda alguna, es qué fuerza sobrenatural me llevó a guardarme en el bolsillo cualquier prejuicio hacia la novela romántica que pudiese sentir, y darle una oportunidad. Bueno, esa fuerza tiene nombre y apellido: Pablo Neruda.
Me puse a revisar la página oficial de la autora, Stephanie Perkins. En la sección de extras, descubro que tiene una lista con autores y lecturas recomendadas, ordenadas por género. Encontré bastantes sorpresas, pero sin duda la más grande fue esta:
Pablo Neruda – my favorite classic poet. Try anything.
Pregunta siguiente, qué hacía viendo su página si dije que no me interesaba el libro. Buscaba algunas fotografías de París en Tumblr, y apareció una frase de Neruda, con el tag del libro puesto abajo, y el shock fue inmediato. ¿Algún fan loco relaciona la obra de Neruda con esta novela, o será cosa de la autora? Ahí fue donde me decidí por lo más seguro.
Hice una pequeña pausa con el libro que ya estaba leyendo, y empecé a escuchar el audiolibro en inglés. Al final terminé leyéndolo en el computador y el celular, en un documento pésimamente traducido, y hoy, en una clínica de urgencias, un automóvil de un tío que acabo de conocer, y el departamento de mi padre, terminé la lectura, en las primeras horas de este nuevo año.
Sinopsis
La torre Eiffel, Amélie y un montón de reyes que se llaman Luis. Esto es todo lo que Anna conoce de Francia. Por eso, cuando sus padres le anuncian que pasará un año en un internado de París, la idea no acaba de convencerla. Pero, en la Ciudad del Amor, conoce al chico ideal: Étienne St. Clair. Es listo, encantador y muy guapo. El único problema es que también tiene novia.
Opinión Personal
Cualquiera como yo, que no disfruta del romance como la mayoría de las mujeres, habría pensado que un libro así me haría perder el tiempo. Pero parte por la entretenida narración en el audiolibro, parte por mis deseos de probar algo distinto, decidí darle la oportunidad.
Anna Oliphant es enviada a una escuela en París por su padre, novelista best-seller, a quien se le han subido los humos a la cabeza y piensa que una hija estudiando en Europa da más clase a su biografía. Anna, incapaz de hacer valer su propia opinión, se encuentra de pronto en un país que no conoce, con un idioma que no domina, y ningún conocido en quién apoyarse. Comienza a bajar las revoluciones cuando una joven en la habitación de al lado, Meredith, toca su puerta, le brinda su amistad y le presenta a sus amigos. De pronto, Anna ya no está sola.
Étienne St. Clair es uno de los amigos de Meredith, y al principio me pareció simplemente Don Perfecto, el típico hombre apuesto, popular y que derrite a todas las mujeres con una sonrisa. Pero cuando uno avanza en la historia, descubrimos que Étienne es más que una cara bonita, sino que es un buen amigo, muy divertido y que tiene muchos problemas y miedos que prefiere esconder detrás de su sonrisa de pasta de dientes. Se hace muy cercano a Anna, y juntos gozan de una amistad sin precedentes.
Anna, por otro lado, prefiere mil veces conservar a su amigo querido, que albergar esperanzas en el ámbito romántico, que ante todo considera inapropiadas porque él ya tiene novia. Así pues, a través de sus ojos vemos como él le enseña a salir y oler las rosas, como se apoyan con sus problemas y una gran cantidad de situaciones divertidas, amenas e hilarantes. La parte romántica a la que yo tanto le tenía miedo aparece en todo su esplendor en el último cuarto del libro. Así pues, es un amor que se cocina a fuego lento, muy creíble y nacido de una fuerte amistad, y no de la nada.
Cabe destacar que el amor dentro de la novela se extiende aún más, hacia el amor fraternal. La consideración por los amigos, el desear lo mejor para el otro aunque uno no consiga lo que quiere, las dificultades y falta de comprensión en familias rotas y disfuncionales. Este último tema, el de la familia, me ha interesado mucho, sobre todo el tema de los padres. El de Anna, a veces padre sólo por título, ausente y cuando presente totalmente ajeno al verdadero sentir de los hijos; el de Étienne, maniático del control y esclavo de las apariencias. Recordaba a mi propia familia en incontables ocasiones, pensando cómo encontraba parecidos por aquí y por allá. Eso, sin duda alguna, ayuda a conectar mucho con la historia, porque uno llega a comprender por qué los personajes son como son.
Y por último, la soledad también juega un rol importante. Esa necesidad de hacer cosas que no te parecen tan bien, porque no quieres sentirte solo, ese miedo terrible a la soledad y el rechazo que cualquier mínimo cambio en tu vida pueda acarrear.
No, no me enamoré de Étienne St. Clair como muchas otras blogueras. Tiene sus trabas, por supuesto, lo que añade profundidad al personaje, pero no es el tipo de perturbado que a mí suele gustarme. Basta que diga que después de pensarlo mucho, creo que el único que me ha dejado wow es Scott Landon, el escritor desquiciado, inteligente y pajarito con alas rotas de La Historia de Lisey, de Stephen King.
Por supuesto que hubo temas que no me gustaron cómo se trataron, como el sexo, que aunque no llega a consumarse en momento alguno es nombrado de una manera que no llega a agradarme. No es una novela madura, al fin y al cabo son adolescentes y es el debut de la autora. La Historia de Lisey trata el sexo como un medio para llegar a la trama principal, u otra sub-trama, y no como la mortificación de sí lo hizo, no lo hizo. Pero no podemos comparar la diferencia de experiencia de los autores y el tipo de público al que apuntan, claro.
Resumiendo, el libro me gustó. Probablemente no pase a la historia de la literatura y se consagre como un clásico en el género, pero es entretenido y es muchísimo más de lo que aparenta. El estilo de la autora es muy fresco y ameno, y sinceramente espero que la experiencia y madurez que vaya adquiriendo como escritora publicada se refleje en su futura prosa.
Sobre la autora
Stephanie Perkins nació en Carolina del Sur, creció en Arizona y fue a la universidad en San Francisco y Atlanta. Siempre ha trabajado con libros: primero como librera, después como bibliotecaria y ahora como escritora de literatura juvenil. En la actualidad vive en las montañas de Carolina del Norte, y es autora de Anna and the French Kiss (2010), Lola and the Boy Next Door (2012) e Isla and the Happily Ever After, aún por publicar.
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