La Invención de Hugo Cabret es un libro muy singular. No sé cómo calificarlo específicamente, puesto que no se compone enteramente de texto, sino que está dotado de hermosas ilustraciones y fotografías que son vitales en su argumento. Es, de este modo, una novela, una novela gráfica, un libro ilustrado, una película; una combinación de todas ellas. Es así como éste libro, sin siquiera conocer su historia, llama de inmediato la atención.
Admito que la sorpresa me la llevé en mi casa y no en la Feria Internacional del Libro de Santiago, que es donde lo compré. No, allí ni siquiera lo revisé. Lo compré, cargué con la bolsita y llegué a mi casa a revisarlo juntos al resto de mis adquisiciones.
Espero imaginarán mi desconcierto cuando al dejar mis nuevos libros sobre la cama en mi habitación, y darles un vistazo uno por uno, tomé éste grueso volumen esperando una cantidad enorme de texto, y en su lugar me encontré con ilustraciones y fotografías. La sorpresa, no obstante, fue de las buenas, y quedé aún más encantada con mi decisión de comprarlo.
Esta hermosa portada, que es la misma para todas las ediciones en los diferentes idiomas en que se ha traducido, me fascinó. El mecanismo allí representado me recuerda aún ahora a un globo aerostático, lo que me hace pensar de inmediato en Julio Verne.
Los bordes de las páginas asemejan a los marcos de las películas mudas en blanco y negro, lo que por supuesto tiene mucho que ver con el argumento del libro.
Algunas de las ilustraciones, todas muy hermosas, que juegan un rol primordial en la historia. Es increíble estar leyendo y de pronto dar vuelta la página y encontrarse con una de ellas.
La fotografía más conocida de A Trip to the Moon, película del ilusionista y cineasta francés Georges Méliès, que pese a ser parte de la cultura popular, su origen es escasamente reconocido.
Lejos de entorpecer la narración, esta original y entretenida presentación agiliza la lectura, además de resultar increíblemente atractiva en términos estéticos.
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