12 de noviembre de 2012

Canción de Navidad, de Charles Dickens

Cuando era pequeña, recuerdo haber visto una película sobre un fantasma que se aparecía a un hombre en su casa por la noche. Un fantasma que arrastraba gruesas y pesadas cadenas, que crujían y chirriaban a su paso. 


Cada Navidad veía la misma película, aunque no estoy segura si en algún momento supe qué era lo que estaba viendo. Me acordaba seguido del fantasma. Y creo poder asegurar que fue por él que un día, no sé cómo ni cuando, pensé: esto se llama Cuento de Navidad

 
Durante un tiempo, no pensaba en el fantasma. Su recuerdo, que me había acompañado durante tantos años, permaneció dormido en mi mente, hasta que un par de años atrás volví a reparar en él. Esto fue gracias a mi padre, que nos llevo a mi hermana y a mí a ver la película en una de nuestras salidas de fin de semana. Me gustó tanto y me emocionó de tal forma, que recordé la vieja película que alguna vez viera en la primera casa de la infancia, que hoy ha sido demolida y donde puede encontrarse un pequeño edificio en su lugar. Fue en ese momento en que, sin perder tiempo, compré el libro para leerlo en Navidad. 


Por distintos motivos, no llegué a leer el libro esa Navidad, ni tampoco las que siguieron. Al abrir el espacio del velador donde debían ir zapatos, pero que yo rellené con libros hasta el tope, y verlo allí esperando a ser leído, sólo podía suspirar y convencerme de que ya lo haría. Este año, por fin, he cumplido mi cometido. Y tal como había esperado, ha sido una experiencia hermosa. 


¿Quién no conoce esta maravillosa historia? Apenas si sabía dónde estaba parada cuando ya había visto una de sus tantas adaptaciones y la imagen del fantasma de Jacob Marley se grababa en mi mente – es cosa curiosa que me haya acordado más del fantasma, siendo que vi la película por primera vez en una casa donde todo el que entró, incluida yo, tuvo una experiencia con lo sobrenatural – para siempre. Es, sin duda, uno de los libros más conocidos que existen, y a la vez de los más desconocidos: siendo sinceros, no creo que mucha gente lo haya leído. Y es una pena, considerando lo feliz que me ha hecho sentir. 



Sinopsis 
Scrooge, un viejo avaro, es visitado en la Nochebuena por el espectro de su antiguo socio, y por medio de una serie de visiones del pasado, del presente y del futuro percibe cómo será su muerte. Un mensaje de hermandad, que recuerda aquellas palabras: "Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad". Refiriéndose a esta obra y su autor, Chesterton expresó: "La belleza, la verdad benéfica del relato... emanan de este amplio fuego de verdadera alegría que fue el corazón de Dickens". 

Opinión Personal 
Ebenezer Scrooge es un hombre de edad avanzada que ha amansado una gran fortuna y que, sin embargo, ha alejado a toda persona de su lado. Su avaricia y tacañería, producto de su amor por el dinero e incapacidad de comprender los sentimientos y problemas del prójimo, lo sumen en una soledad tan increíble como abrumadora. 


Jacob Marley, quien fuera su socio en vida, murió hace años y pese a que se da por entendido que fue su alma gemela – es decir, otro tacaño sin remedio – Scrooge continúa su trabajo sin pensar mucho en él. Pero es en Nochebuena cuando el mismísimo Marley se le aparece, advirtiéndole sobre la importancia de un cambio de vida y sobre la lección que recibirá de tres espíritus que le visitarán. 


Es a través de las enseñanzas de los espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras, que Scrooge recuerda su propia felicidad en los momentos más duros de su infancia y juventud, sumido en la pobreza; que comprende el sufrimiento ajeno y logra empatizar con las personas; y que finalmente cae en la cuenta de las terribles consecuencias de su reprochable comportamiento. 


El cambio que se produce en el viejo Scrooge es conmovedor, y no sólo se entrega por completo a la generosidad y la alegría, sino que su inmensa soledad al fin se desvanece, y de ser un hombre ignorado y reprochado, pasa a ser uno de los mejores seres humanos que cualquier persona haya conocido, siendo capaz de ver por los otros y no sólo por sí mismo, y honrando como nadie la Navidad. 

En los tiempos de Dickens la Navidad no era ni la mitad de masiva que hoy en día. Era de hecho mal vista en muchos grupos, e incluso ilegal en algunos sitios de Estados Unidos. En un afán por recuperar ciertos aspectos perdidos de la tradición, muchos intentaron revivirla. Pero ninguno tuvo tanto éxito como Charles Dickens, quien convirtió esta tradición en una fiesta de generosidad, alegría y buena voluntad. Es entendido por muchos que Dickens es la Navidad. 


Es en la sencillez y la humildad donde encontramos el verdadero mensaje que quiso transmitir este prolífico autor, y que no sólo refiere a este celebración, sino a la vida misma: que sean nuestras intenciones más bondadosas y desinteresadas las que guíen nuestros actos, y que no sea el afán insaciable de poseer bienes materiales y la superficialidad aquello que nos controle. La verdadera felicidad se encuentra en las cosas simples, y debemos ser humildes al reconocer cuando hemos errado y nos hemos alejado de nuestro camino, y sobre todo, ser felices de acuerdo a nuestra propia naturaleza, sintiéndonos y actuando bien.

 Sobre el autor
Charles Dickens nació en Portsmouth, Inglaterra, el 7 de febrero de 1812. Escritor inglés, es reconocido como uno de los más grandes novelistas de la Época Victoriana, y creador de algunos de los personajes de ficción más memorables de la historia de la literatura. Entre sus obras más destacadas se encuentran Oliver Twist (1837-1839), Canción de Navidad (1843), David Copperfield (1849-1850), Historia de dos Ciudades (1859) y Grandes Esperanzas (1860-1861). Su última novela, El misterio de Edwin Drood, se vio interrumpida por su repentina muerte el 9 de junio de 1870, con sólo seis de las doce entregas completadas.






3 comentarios:

Unknown dijo...

Este es un libro precioso y además enseña unos valores de generosidad, de pensar en los demás, de no dejarse llevar tanto por lo material,... que por desgracia muchas veces perdemos de vista. Si es que yo nunca me cansaré de alabar a Dickens y esa imaginación y talento tan desbordantes que nos han dejado muchas de las mejores novelas de toda la historia.

Ulises dijo...

Tienes toda la razón respecto a Dickens, y de verdad que me alegro enormemente haberme animado a conocerlo. Me he llevado grandes sorpresas, y éste libro precisamente, pese a haber sido escrito hace tanto tiempo, enseña valores que son muy necesarios en esta época.

María dijo...

Perfecta la pluma de Dickens, una maravilla literaria que hay que leer en estas fechas.

¡Un saludo y feliz año!

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