Estimado lector, estimada lectora: Aunque el uso habitual de un texto como éste es describir las características de la obra, por una vez nos tomaremos la libertad de hacer una excepción a la norma establecida. No sólo porque el libro que tienes en tus manos es muy dificil de definir, sino porque estamos convencidos de que explicar su contenido estropearía la experiencia de la lectura. Creemos que es importante empezar esta novela sin saber de que se trata. No obstante, si decides embarcarte en la aventura, debes saber que acompañarás a Bruno, un niño de nueve años, cuando se muda con su familia a una casa junto a una cerca. Cercas como ésa existen en muchos sitios del mundo, sólo deseamos que no te encuentres nunca con una. Por último, cabe aclarar que este libro no es sólo para adultos; también lo pueden leer, y sería recomendable que lo hicieran, niños a partir de los trece años de edad.
Hace algún tiempo mi madre decidió comprarse un libro para leer camino al trabajo, algo ligero para distraerse un poco. No le duró mucho esta novela, porque a los días ya la había terminado. Entonces la tomó mi hermana, que no es muy amiga de los libros que digamos, y aunque comenzó con ganas no llegó a terminarlo. Un día lo pillé en su pieza y decidí llevarlo a mis estanterías, donde estuvo varios meses hasta que, después de terminar otro libro, me animé a leerlo.
Sigo teniendo la sensación de que este libro es de esos que parece que todo el mundo conoce, y aunque me sonaba un poco, no estoy segura si lo conocía antes de que mi madre apareciera con él. Fue una lectura rápida, con buen ritmo, y que aunque no me dejó con la garganta apretada como a muchos otros, me gustó muchísimo.
Nos trasladamos a Berlín a la casa de Bruno, un niño de nueve años, que al entrar una tarde a su habitación se encuentra a la criada guardando todas sus cosas en unas cajas. Luego comprende que no es sólo él, sino que la familia entera se mudará al lugar donde han asignado a su padre, que resulta ser un sitio más pequeño, solitario y donde los soldados se pasean por la casa a su antojo. Pero lo que realmente llama la atención de Bruno es una cerca que puede verse de su ventana, tan extensa que sus extremos se pierden de vista, y que alberga a cientos de personas vestidas con el mismo pijama de rayas.
La historia es sencilla pero conmovedora, y a través de los ojos de un niño, de su inocencia y su ignorancia sobre lo que sucede a su alrededor, conocemos la aventura que toma lugar en un sitio tan desolado, y que retrata la amistad y el amor fraternal que trasciende todas las barreras, ya sean físicas o psicológicas. Sólo puedo decir que en general es una novela muy triste, que pese a su tono juguetón e ingenuo relata los horrores del Holocausto y cómo muchas personas ignoraban, o preferían ignorar, lo que sucedía bajo sus narices.
Dejando de lado algunos problemas de corte gramatical, que tienen que ver con la confusión con la pronunciación de algunas palabras por parte de Bruno, aun cuando es su idioma natal, sabe leer y las ha visto escritas varias veces, no he visto fallos en la novela, me ha gustado mucho y la recomiendo totalmente.
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12 de agosto de 2013
13 de marzo de 2013
IMM #2
Las puertas del estrecho ropero donde antes tenía ropa, y que ahora traspasé el ropero más grande para llenar de libros, son lisas. Así que he estado pegándole Post-it prácticamente desde que tuve mi habitación propia, y muchos de esos papelitos de colores, dejando de lado las frases extrañas que me gusta escribir, tienen listas de libros que leer, de películas que quisiera ver, y de los libros que pondré en mis IMM.
Sinceramente, más que planificación me parece manía, porque tengo unos cuantos libros más ahora que podría haber incluido en esta entrega, pero que los dejaré para más tarde, simplemente porque mi Post-it tenía escritos estos, y ningún otro. Son compras y regalos desde el último IMM hasta enero de este año, más o menos.
Sinceramente, más que planificación me parece manía, porque tengo unos cuantos libros más ahora que podría haber incluido en esta entrega, pero que los dejaré para más tarde, simplemente porque mi Post-it tenía escritos estos, y ningún otro. Son compras y regalos desde el último IMM hasta enero de este año, más o menos.
A diferencia del último IMM, esta vez voy a darme el tiempo de explicar un poco mejor sobre cada libro, porque varios tienen gran valor sentimental para mí.
La Caída de los gigantes, de Ken Follett. Después de mi paso por la Feria del Libro del año pasado, y de recibir el primer capítulo de su segunda parte, El Invierno del Mundo, me quedé con ganas de probar la pluma del autor. Fue regalo de Navidad de parte de mi padre, que me lo regaló con la hermosa cajita que sale en la primera foto. Admito que me asusta un poco, porque tiene un poquito más de 1000 páginas, y además pesa una tonelada, pero tengo fe en que me gustará mucho.
La Mirada del Nahual, de Bert Hellinger. A mi abuelo siempre le regalan cosas. No tengo idea cómo es que lo hace, pero siempre que voy a visitarlo vuelvo cargada de revistas, dulces, chucherías y a veces hasta libros. Como éste que me regaló, y que sinceramente no tengo la menor idea de qué se trata.
El Regreso de Sherlock Holmes, de Sir Arthur Conan Doyle. Descubrí a este maravilloso detective hace casi siete años, y gracias a un libro que, nuevamente, mi abuelo me regaló. En diciembre del año recién pasado vi este esquivo ejemplar en un quiosco cuando estaba haciendo unos trámites, y no dudé en comprarlo. Con él, ya tengo mi colección completa de Holmes, todos de ediciones y editoriales diferentes. Poco y nada me importa ese detalle, y hasta creo que le tengo más cariño por lo mismo.
Las Ventajas de ser Invisible, de Stephen Chbosky. Como comenté en la entrada anterior, en un principio no tenía intenciones de leerlo. Hasta que un día vi que lo promocionaban en una librería, que era un recién llegado, y con auspicio de mi madre lo compré. Venía con una entrada doble para ver su adaptación de regalo, la cual ya usé justo antes de que la sacaran de cartelera. Hablaré de ella después de que lea el libro.
True Grit, de Charles Portis. Ya había mostrado la edición en español que tenía, pero es que este libro pasó a ser uno de mis favoritos de todos los tiempos. Decidí comprarla en su idioma original y en esta edición tan preciosa, después de que fue el apoyo que necesitaba para tomar una de las decisiones más importantes de mi corta vida. Le debo mucho al señor Portis, y Rooster Cogburn es, y siempre será, un héroe para mí.
Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach. Regalo de Navidad de parte de mi madre, y que llegó a mis manos después de haberlo leído hace serán seis años, cuando seguía en el colegio. Representa todo el apoyo de mi madre a propósito de la misma decisión, y le tengo un cariño inmenso. Es una edición preciosa, y en algún momento la mostraré.
Las Cajas de Luz, de Shane Jones. Me enamoré de su portada misteriosa, pero pasó más de un año antes de que recordara su existencia y lo comprara. Es muy cortito, y por lo que he podido ver al pasar unas páginas, tiene un formato bastante particular.
El Niño con el Pijama de Rayas, John Boyne. Es como trampa colocarlo, porque en realidad mi madre se lo compró para leerlo de camino al trabajo. Sin embargo, como soy algo así como la bibliotecaria de la casa, después de que lo terminó y que le encantó, y que se lo prestó a mi hermana y ella lo dejó guardado, yo lo recuperé y lo llevé a mi estantería. Tengo muchas ganas de ver que tal, porque es de esas novelas que todo el mundo parece haber leído menos yo.
Skulduggery Pleasant, de Derek Landy. Primer libro de una serie, y al que conocí por pura casualidad y que más aún me sorprendió el ver que ya existía en español. La historia de cómo lo conocí es muy breve: hace un tiempo era fanática de la serie Sherlock, de la BBC, pero los fanáticos odiosos, los odiosos creadores y la segunda temporada me hicieron alejarme. Ahora soy fanática total de Elementary, de la CBS, que vendría a ser la única serie que sigo fielmente y que veo en inglés sin subtítulos. Entonces, buscando alguna ilustración de Elementary, me encuentro con un dibujo de Skulduggery, que simplemente usaba la palabra elementary en el título. Además, el autor es irlandés. Qué puedo decir, amor a primera vista.
Santiago en 100 palabras: los 100 mejores cuentos VI, Varios. Participé en el concurso el año pasado, y fui rechazada totalmente. Imagino que fue porque tienen mi correo, que me llegó un mail avisándome que iban a regalar estos libritos en el metro un día que tenía que salir justamente, y después de dudarlo un segundo, fui a recibir uno. Este año envié un sólo microcuento, y no tengo esperanzas de nada, pero qué puedo hacer. Algún día lo lograré.
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